31 marzo 2015

MIKRO-RELATOS 2015. Relato ganador Categoría 3


Un día, caminando hacia la escuela se me pasó algo por la cabeza…  No quería ir, no me daba la gena, no me apetecía!! ¿Por qué yo? ¿Para qué ese día? Ja! No pensaba hacer nada especial… Sentarme, hablar, garabatear papelajos, como muuuuuchoooo…

Pero me estaban esperando porque, como aquel del chiste, yo soy la directora del centro, así que no podía faltar, aunque podía planear qué hacer para no aburrirme como una acelga pocha.
El camino se terminaba, y yo no había pensado nada para hacer, ni nada para no hacer.
¿Un concurso de grafitis y que los de 4º pensasen que moló mogollón? Ya… ¿Y que los profesores me odien porque se mancha el pasillo de pintura? Bufff, eso no, que luego en la comida no me hablan y es durillo sentirse fuera de todo…
¿Manualidades para un mercadillo solidario? No soy nada creativa, y parece que por ser educadora, y más aun la directora, lo tienes que saber hacer todo, y además bien. No me veía en eso tampoco…
Y estaba ya en la esquina del colegio, con el estómago encogido, con muy pocas ganas de entrar, y sintiéndome bastante sola.
Y la vi, más bien me vio, la alumna más petarda de todo el colegio, dando problemas todo el día, y pasando la mitad del tiempo en mi despacho… y rompiendo un cristal de la cabina del conserje con una piedra…
Bueno, al fin y al cabo no pasaría esa mañana tan sola…
Marina Aldaba
Primer Premio
Categoría 3

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