A finales de 2013 la tasa de paro de los jóvenes menores de 25 años en España era del 57´7%. Estar sin empleo y sin perspectivas futuras de encontrar trabajo no sólo tiene repercusiones económicas, sino también psicológicas, pues el trabajo es uno de los roles fundamentales que los individuos desempeñan a lo largo de su vida.
En nuestro trabajo diario, como organización en contacto con la infancia y juventud más vulnerable, nos encontramos a menudo con colectivos de jóvenes desvinculados del mundo del trabajo y la educación. La desvinculación laboral y educativa sitúa a estos grupos en riesgo de grave exclusión social. Y la crisis económica no ha hecho sino aumentar el porcentaje de jóvenes de entre 15 y 24 años en esta situación.
Los factores que aumentan las probabilidades de pertenecer a este grupo son de tipo social, económico y también personal. Y esta situación tiene importantes consecuencias personales para estos jóvenes, porque limita enormemente las posibilidades de iniciar su propio proyecto personal y profesional de manera autónoma. Sin olvidar que esto también tiene costes económicos y sociales importantes.
En nuestro trabajo diario, como organización en contacto con la infancia y juventud más vulnerable, nos encontramos a menudo con colectivos de jóvenes desvinculados del mundo del trabajo y la educación. La desvinculación laboral y educativa sitúa a estos grupos en riesgo de grave exclusión social. Y la crisis económica no ha hecho sino aumentar el porcentaje de jóvenes de entre 15 y 24 años en esta situación.
Los factores que aumentan las probabilidades de pertenecer a este grupo son de tipo social, económico y también personal. Y esta situación tiene importantes consecuencias personales para estos jóvenes, porque limita enormemente las posibilidades de iniciar su propio proyecto personal y profesional de manera autónoma. Sin olvidar que esto también tiene costes económicos y sociales importantes.